Según el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales y el Observatorio del Arriendo y de Ciudades UC/CEDEUS, el Censo 2024 confirma una realidad que los corredores ya vemos día a día: en Chile, vivir de arriendo dejó de ser una excepción y pasó a ser la norma en muchas comunas. Pero, ¿por qué ocurre esto y qué podemos hacer?
📊 Del 17,7% al 26,2%: ese ha sido el crecimiento nacional de hogares arrendatarios entre 2002 y 2024. En comunas como Estación Central o Independencia, ese porcentaje supera el 60%. En regiones como Valparaíso, los números también son altos: entre 30% y 44% de las familias vive arrendando.
🔑 Ejemplo práctico: un departamento en Viña del Mar, de 60 m² cerca del metro, cuesta 4.500 UF (cerca de $170 millones). Pero se puede arrendar por $550.000 mensuales. Para muchas familias, especialmente jóvenes, el arriendo se vuelve la única opción ante el alto costo de entrada para comprar.
🏙️ El problema de fondo: el crecimiento vertical desregulado, la falta de fiscalización y contratos informales han generado un mercado paralelo lleno de incertidumbre, tanto para inquilinos como propietarios. Esto afecta la estabilidad del sistema y también la rentabilidad a largo plazo.
🌍 ¿Qué hacen otros países? Modelos como los de Alemania o Países Bajos demuestran que el arriendo puede ser un sistema justo y sostenible si se regula con equilibrio: protección al arrendatario y garantías al arrendador.
💬 Conclusión como corredor: si queremos un mercado sano, debemos profesionalizar el arriendo. Informar bien, redactar contratos serios, y ser agentes activos de cambio. No se trata solo de arrendar: se trata de vivir dignamente.
📚 Fuente: Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales / Observatorio del Arriendo y de Ciudades UC/CEDEUS